Cada año que cumple juega mejor al fútbol. No es el caso de Ronaldinho. Más ligero de peso pero con pocas ganas de correr. Con el 80 a su espalda, un número que debería estar prohibido a cualquier futbolista, más aún cuando estuvo entre los más grandes. Lo que intentó no le salió, alejado de sus exhibiciones de azulgrana en el Bernabéu.
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